martes, febrero 07, 2006

El monstruo del café (I)


Acércate al quiosco a eso de las once para que confirmes lo que aquí voy a contarte. Ocupa una mesa de la parte techada, tómate algo. Condúcete como si no esperaras nada, pide la prensa, acomódate, saluda a los conocidos. Es fundamental que sigas las instrucciones: no muestres ansiedad, no estés en guardia. Te lo repito: es un día normal, tú te encuentras en un día normal, el mismo sol, la misma gente, el mismo color en todo. Sólo así es posible que asistas a ese milagro del café que yo tuve la fortuna de presenciar, esa entrada en el aire de aromas curtidos, la geometría fugaz que se produce ante tus ojos cuando un azar de líneas rojas juega a desvanecerse.
Quiero que tú también lo vivas. Hazme caso y déjate caer por el quiosco. No eludiré la tarea de explicartelo todo, escribiré sobre un papel los detalles que se me hagan visibles y apuntaré entre paréntesis las sensaciones que turbaron mi sangre, la conciencia de rotura en el estómago, esa escondida certeza de que algo importante se ha rasgado (me inclino a pensar que la continuidad del día, algo pegado al espacio y al tiempo) y que por esas heridas entra como un tren o como un oceano voces que ya nacieron sin sentido y que corren como ondas a este lado, caras afiladas y de gestos extremos que giran y se vuelven nueces, sombras que evitan ser vistas y se ocultan en el aire; y sobre todo un olor espeso y mineral, como jugo, o árboles de otro tiempo, o tierra de un país en la niebla.
Me sentaré contigo y me arrancaré a contártelo todo. Ya sabes que me atropello y balbuceo, pero tú me lees en los ojos y en los gestos. Pero no me digas que no y pierde una mañana en el quiosco: dáme la posibilidad de que para siempre te quedes conmigo.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo debo ser muy mala cliente, llevo varios días sentada en la misma mesa y todavía nadie me ha preguntado qué quiero tomar... ¿alguna sugerencia?
Tampoco nadie se ha sentado en mi mesa a contarme nada, y te puedo asegurar que NO me he movido.
Bueno, no importa, me gustan los bares, los quioscos y las cafeterías. Me quedo con este razonamiento, porque la alternativa a éste no me gusta...

4:59 p. m.  
Blogger Juan_PR said...

Estimada Pequeña boca,
No soy nadie para entrometerme en sus caracoleos. Es hermoso sentirse hetaira, y no puedo hacer otra cosa que felicitar a aquel con quien comparte el vino.
No sabe lo que me duele no tenerla.
Un beso

1:30 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No soy nadie... no puedo hacer otra cosa...
Creí que hablábamos de locura, pirata...

10:14 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home